HERIDO
EN EL CORAZÓN.
¿Has sentido alguna vez
como si algo te oprimiera el pecho? ¿Cómo si te tuvieran el corazón atado y no
lo dejaran latir?
Has sentido un nudo en
la garganta y que las lágrimas están a punto de salir.
Crees que ha pasado un
montón de tiempo, pero en realidad son solo unos segundos.
Sientes como si la vida
se te fuera, sientes una especie de dolor en el centro del pecho, pero en
realidad es la impresión por lo que acabas de ver o escuchar.
Solo al observar una
acción, al ver una imagen, al oír unas palabras, al escuchar una canción. Al
contemplar a esa persona…
Con el más simple de los
estímulos puedes llegar a sentir esto. Y cuando ya estas a punto de llorar, no
lo haces tal vez porque hay personas a tu alrededor, o si estas solo, no quieres
que tu dolor sea mas fuerte que tu; en fin tal vez no quieres parecer débil
ante ti mismo o ante los demás, tal vez sea tu propio orgullo que te obliga a
guardarte todas esas lagrimas y aguantarte todo ese dolor.
En ocasiones intentas
pensar y creer que todo es mentira que todo es un mal sueño, y entonces chocas
con la dura realidad, y te toca afrontar todo lo que te ha sucedido.
En el día tienes la
mirada perdida tratando de buscar una señal, una idea o una solución, ya sea en
las plantas, en el cielo, hasta en el mismo tiempo.
Durante la noche
concentras tu mirada fija en el techo, tratas de dormir pero te es imposible,
solo apenas recuerdas todo ese dolor, recuerdas a esa persona que tantas veces
te ha hecho sonreír, recuerdas lo bella que es, recuerdas su sonrisa, tu
voluntad y tu orgullo se acaban y comienzas a llorar tratando de sacar dentro
de ti todo ese dolor. Al cabo de un tiempo, no sabes cuanto, logras quedarte
dormido.
Te da miedo despertar,
por volver a ver la cruda realidad, pero también dormir porque soñaras con tu
problema, soñaras con ella.
Solo te queda esperar a
que algo cure tu sufrimiento, no sabes si llegará, pero lo esperas con
esperanza.
Si te ha sucedido esto,
eres uno de los que ha sido herido muy en el fondo en su corazón.
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